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      “El hijo del Rey del Mijo”

      • Héctor Huergo entrevistó a Zacarías Klas, el gran desarrollador del silobolsa.
      • Esta herramienta es una de las principales soluciones para el almacenaje de granos.


      "El hijo del Rey del Mijo"
Zacarias Klas es entrevistado por Héctor Huergo.

      La expansión de la producción agrícola en las últimas tres décadas hubiera sido imposible si no se hubieran resuelto los cuellos de botella logísticos. En primer lugar, el almacenaje de granos. Ya era un tema crítico hace cincuenta años, con producciones del orden de l30 millones de toneladas.

      Era frecuente, en tiempos de cosecha, encontrarse con pilas de granos a la intemperie. O interminables filas de camiones, que actuaban como silos móviles mientras se llenaban los elevadores de los puertos de Rosario, Necochea o Bahía Blanca, además de las plantas en campaña de la Junta Nacional de Granos.

      La solución llegó de la mano del silobolsa. Un sistema de almacenaje flexible y económico. Una historia que tiene varios protagonistas, pero un héroe indiscutido. Zacarías Klas, voy a evocarte.

      Gracias, querido Zaca, por la larga charla que mantuvimos hace unos días, con vos y Ana, tu amiga y mi compañera de ruta. Allí nos contaste de tus inicios, nos llenaste de anécdotas y energía positiva. Da para un libro, pero merecés estar en esta recopilación de los grandes eventos de la Segunda Revolución de las Pampas.

      “No soy un inventor. Soy un desarrollador de cosas”. Cortita y al pie. Viene de familia. Su padre, Israel Klas, llegó muy chiquito a la Argentina y se instaló en una colonia en Bernasconi, La Pampa. Super creativo, se ganó la vida aportando soluciones. Por ejemplo, con la guerra no entraban neumáticos y los autos quedaban parados. Entonces desarrolló un sistema de recuperación de los usados, cosiéndoles unos talones con alambre. Como eran con cámara, con eso alcanzaba para que volvieran a andar.

      El silobolsa es un sistema de almacenaje flexible y económico.El silobolsa es un sistema de almacenaje flexible y económico.

      Hasta que se mudaron a Bahía Blanca, donde instaló una panadería. Cuenta Zaca que en esos tiempos eran muy frecuentes los incendios de los trigales, cuando estaban maduros. El origen, casi siempre, eran las brasas y chispas que arrojaban las locomotoras de vapor. La solución de cortafuegos con laboreo (arados y discos) era cara y erosiva. Entonces a don Israel se le ocurrió proponer que se sembraran cabeceras con mijo a lo largo de las vías. El mijo tiene un ciclo distinto al del trigo: se siembra en primavera y está bien verde en diciembre, cuando el trigo se entrega. Así, actuaría como un cortafuego.

      La idea fue exitosa y se propagó rápidamente. Se terminaron los incendios. Zacarías recuerda un artículo que le hicieron en El Atlántico, el diario de Bahía Blanca, donde lo bautizaron como “El hijo del Rey del Mijo”. El destino de los Klas, desde entonces, fue proteger y salvar las cosechas. Es lo que hoy hacen los silobolsas. Zaca lo hizo. Y no fue lo único.

      Heredero de la creatividad, y sobre todo de la capacidad de bajar a tierra las ideas, Zaca empezó a deambular por los desarmaderos. Cada cosa que encontraba, una idea. Le atraía todo, en particular los envases. “Descubrió” el polietileno, se interesó por la extrusión, y se las rebuscó para armarse una extrusora. Su propio destino estaba en marcha.

      Hoy, su empresa, Ipesa Rio Chico, es el mayor elaborador de polietileno de la Argentina. Provee una enorme cantidad de productos, desde el sachet de leche de Mastellone (proveedor exclusivo) hasta los silobolsas de 14 pies de diámetro. Exporta a más de 50 países. Ahora bajo la conducción de sus hijos, pero con su atenta mirada, están terminando una nueva ampliación de su planta de Rio Grande, Tierra del Fuego. Y un centro logístico en Pilar.

      Tuvo que desarrollar todo. Desde los sistemas de impresión hasta su gran secreto: el plegado eficiente de las bolsas de silo, que tienen que ir almacenando armónicamente los granos que se van embutiendo.

      La llegada del silobolsa no solo fue una solución logística, adoptada por productores, acopios y terminales portuarias. Fue, sobre todo, un “instrumento de libertad”. Permitió que los productores no dependieran del camión, algo crítico en tiempos de cosecha. Ahora se sigue trillando y embolsando, antes había que parar cuando se atrancaban los acopios. Se distribuyen mejor los fletes a lo largo del tiempo, aprovechando las tarifas de transporte más bajas en contraestación. Y, sobre todo, libertad comercial para el productor, ya que tiene más opciones a la hora de vender.

      Para los procesadores, molinos, crushing, puertos, un enorme ahorro de capital. Y no solo en la Argentina. Es impresionante ver el mar de silobolsas en el interland del puerto uruguayo de Nueva Palmira, donde están todas las compañías internacionales con enormes playones de silobolsas.

      Se calcula que solo en la Argentina, se embolsan por año más de 100 millones de toneladas. Muchas, más de una vez: en chacra, en el acopio y luego en el puerto.

      Viene del forraje

      Lo notable es que el sistema no nació para almacenar granos, sino forrajes. Fundamentalmente, silaje de maíz y pasturas. Empezó en Alemania, donde no cundió, y enseguida pasó a Estados Unidos. Allí, terminó con la era de los silos torre, herméticos (los míticos Harvestore, o de bloques de hormigón con techos plásticos que jalonan todos los tambos de Wisconsin y otras zonas de antiguos tambos.

      En la Argentina, el arranque fue diferente. Cuando se empezó con el silo de maíz, el sistema era el bunker, con o sin paredes. Pero llegó la idea del silo de grano húmedo, que consistía en hacer fermentar solo el grano en un medio anaerobio. Rápidamente, se comprendió que para este material el silo puente o torta no era la mejor idea, porque había mucha superficie en contacto con el aire y la postfermentación producía un rápido deterioro.

      Allí apareció Carlos Martínez (M&S), otro de los creativos de las pampas, con su invento de la moledora embolsadora de grano húmedo. Una máquina que recibía el grano con 30% de humedad, desde el carro tolva autodescargable. Un conjunto de rodillos quebradores procesaba en grano, y un sinfín lo embutía en la bolsa. Todo en un paso, con un tractor de potencia media.

      Martínez se relacionó tempranamente con las huestes de don Zaca y juntos lograron un éxito de dimensión mundial. A poco andar, vieron que si esto funcionaba para el grano molido, porqué no probar con el grano entero. Explotó. Y aquí estamos. Otro sello típico de la agricultura “liviana” de bajo costo, flexible, y con mejor huella ambiental: los granos almacenados en silobolsas no requieren la aplicación de productos de protección, ya que la anaerobiosis impide el desarrollo de insectos.

      Bingo.


      Sobre la firma

      Héctor Huergo
      Héctor Huergo

      Editor jefe de la sección Rural hhuergo@clarin.com

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