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      Siete consejos para encarar las Fiestas en paz con vos y los demás

      • En diciembre caemos en la trampa de acelerar cuando hay que frenar.
      • Qué podés hacer de acá a fin de año para pasarla lo mejor posible.

      Tomarse las cosas con calma en diciembre también es una decisión, dice Schujman. Foto Shutterstock.

      Ya está. Descansá. Pará la máquina. Desacelerá. Es diciembre. Y por eso mismo: respirá.

      Un maratonista en el kilómetro 42 recibe de su equipo el aliento "dale que llegás". Y lo esperan con sales de hidratación y masajes. Ningún entrenador le diría "corré, echate un pique, acelerá". Es el último tramo de la carrera, a nadie se le ocurre que es tiempo de correr. Es momento de juntar fuerzas y cruzar la meta.

      Entonces quiero que me expliquen por qué, en diciembre, en lugar de frenar aceleramos.

      Estamos terminando el año, y también es importante pensar por qué vivimos como si fuéramos maratonistas. Lunes queremos viernes, marzo queremos diciembre, y después no entendemos cómo es que se pasa la vida.

      Como en la película CLICK, vamos adelantando para llegar a los momentos placenteros esquivando el disconfort.

      Volvamos a diciembre. Nos cargamos de eventos, despedidas del año y, como si esto fuera poco, nos proponemos hacer balance.

      La fiesta familiar, el cansancio, el contexto, las sillas vacías, los duelos pendientes y los que estamos transitando. Un montón de información para gestionar con el cuerpo y la mente.

      En muchos casos, las exigencias de esta época del año son enormes y absolutamente contrapuestas a las capacidades de afrontamiento que tenemos en estas circunstancias.

      Qué hacer

      Si yo fuera poderoso, tacharía diciembre del calendario. El problema lo tendríamos en noviembre, quizás, y la última alternativa es entender que, así como cuando nuestro auto hace ruido, ponemos balizas y paramos en la banquina (porque romper el motor es caro y peligroso), lo mismo deberíamos hacer con nosotros.

      A continuación, te propongo qué hacer de acá a fin de año.

      Lo que tengas ganas. Y vos me dirás, "¿qué fácil es decirlo, no?" Y yo te diré "difícil, pero no imposible".

      Podés elegir mucho más de lo que creés. Fiestas familiares, compromisos pendientes y, sobre todo, qué cuento le contás a tu cerebro.

      Podés decirle que todo está en calma, que lo que no resolviste hasta el 23/12 quedará para el 2026 y que nada es tan grave.

      Ponete en primer lugar. Es cierto que es tarde para cambiar planes si no lo hiciste aún en cuanto a cenas familiares y festejos. Otro día te cuento qué hacer para las fiestas del 2026.

      Si lo que arreglaste es lo que querías, entonces disfrutá.

      Y si no, te doy algunas sugerencias.

      No hables de temas incómodos (política, conflictos familiares no resueltos, fútbol si hay demasiada rivalidad).

      Si algún familiar lo hace, entonces lo mirarás a los ojos y responderás con una sonrisa: "yo también te quiero". Y pedirás que te sirvan mas vitel toné.

      Poné el foco en la gratitud de lo que sí tenés, que seguramente es mucho más de lo que podés ver si estas en un momento complejo. A menudo nos centramos en sufrir por lo que nos falta, en lugar de honrar aquello que sí tenemos.

      Si estás pasando por un momento de mucho dolor, respetá ese dolor.

      Una mujer en un taller me contaba que en pleno proceso de duelo por la muerte reciente de su padre teme "estropear" la cena de fin de año quebrándose en un llanto incontenible. Y mi respuesta fue "si así sucede, aceptá todos los abrazos y el amor de tu familia. Alojá a tu tristeza y escuchá lo que tenga por decirte". No te impongas un estoicismo que solo te va a traer problemas. La tristeza es parte de la vida y, si toca en diciembre, en diciembre será bienvenida aunque prefiramos otra cosa.

      Si tenés ganas de soledad, escuchalas y al carajo los mandatos. En el mismo taller una muchachita me contaba que toda su familia está aterrada entendiendo que su decisión de pasar las fiestas sola es sinónimo de riesgo. Y soledad no es igual a depresión, de ninguna manera. Soledad puede ser un encuentro con uno mismo. Un ir hacia adentro. Un ritual de agradecimiento. Soledad es también elegirse y priorizarse. Si así fuera, respetalo y compartí con tu familia esta nota así te entienden.

      Las fiestas no son sinónimo de ruido. Y que el ruido de afuera no tape lo que vos tengas para decirte. Como dijo mi amiga Pilar Sordo, "hay que atreverse a escuchar diciembre". Y ver qué tiene para decirnos.

      Si sos del team balance en las fiestas (yo sugiero hacerlo en enero o febrero) te sugiero y te pido:

      • Ponete objetivos pequeños, cumplibles, posibles. Si no, vas a fracasar con todo éxito.
      • Sé piadoso/a con lo que no pudiste en el año que se va.
      • Tratá de entender que fue lo que no funcionó para cambiar y hacer algo diferente en el año que empieza.
      • Si no lo entendés, no te preocupes, los seres humanos hacemos todo el tiempo cosas sin saber por qué. Es parte de nuestra naturaleza, como así también la posibilidad de cambiar y aprender hasta el día de nuestra muerte.

      En definitiva, se trata de gestionar las mejores fiestas que puedas. Si son felices, me alegro tanto. Y si no son felices, te dejo desde estas líneas un abrazo y decirte que entiendas que a veces es así.

      Pero eso sí, pensá si aquello que te quita alegría vale realmente la pena o estás siendo injusta/o con este presente tuyo.

      Una paciente me contaba que está muy decaída en estos días porque no logró un ascenso que esperaba. Al mismo tiempo, remontó (con mucho trabajo) una relación muy compleja de pareja. Sus hijos, su marido y ella están sanos. ¿Tiene sentido estar triste?

      Yo no soy quién para juzgar la emoción de nadie, sin embargo me atrevo a decir que la sobreexigencia es enemiga de la calma.

      Recordá esa sabia frase que afirma que "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional".

      Y yo agrego que somos los editores del diario de nuestra vida. Vos podés elegir la tapa de este diciembre. Si es una tapa con festejo, celebración y júbilo, entonces adelante. Si es lo opuesto, adelante también. Con el dolor, con la tristeza, "y usted preguntará por qué cantamos..."

      Te deseo que tengas las mejores fiestas que puedas tener, con la alegría, con los abrazos, con vos, sobre todo con vos. Y te deseo que en este diciembre que se acaba puedas lograrlo.

      Un gran abrazo y mis mejores deseos para vos y los tuyos. Hoy y siempre.

      ***

      ➪¿Tenés alguna duda sobre salud y bienestar que te gustaría que abordemos en notas de la sección? Escribinos tu consulta a buenavida@clarin.com


      Sobre la firma

      Alejandro Schujman
      Alejandro Schujman

      Psicólogo especializado en familias

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