El dolor y la risa nacen del mismo lugar, que es la conciencia. Quien siente, sufre y quien piensa, comprende. En esta comprensión encuentra una forma distinta de libertad. El mundo es una tragedia para quienes sienten, pero una comedia para quienes piensan.
De manera que estas reflexiones me permiten analizar una verdad de la vida que es envejecer progresivamente del mundo y de las apariencias. Siempre tienes la opción de no opinar al respecto. Porque no hay necesidad de molestar tu alma por cosas que no puedes controlar. Esas cosas no están pidiéndote que las juzgues, déjalas en paz. Es una vergüenza para un hombre envejecer sin ver la belleza y la fuerza que su cuerpo es capaz de alcanzar.
Por lo tanto, el hombre que sabiamente alinea sus actos, con una firme visión, encuentra su destino, y con este su razón de ser. Vivir bien exige morir bien. Nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven. No dejes que la vida se llene de años, haz que los años se llenen de vida, sin importar la edad que tengas sueña cree corre, camina. Nos llaman ancianos y demás dichos denigrantes sobre nuestra edad. Sin embargo, en el mundo existen presidentes, gobernadores, escritores, etc. mayores de edad y que yo los llamo los ochentosos.
También nos dicen que somos la generación de hierro, fue
esta generación la que superó las múltiples circunstancias existenciales que la vida nos presentó, y sobrevivimos, ésta generación, mi generación, se esta yendo, tal vez a encontrarnos quién sabe con qué nuevos y eternos caminos espirituales, y por qué no con el ser Supremo, que diseño el Universo y que en nuestro planeta creó la vida, y al mismo tiempo la muerte.
Vendrán nuevas generaciones, y tal vez nuevas forma de vivir, pero la generación de hierro, nosotros los viejos jóvenes,hoy llamados por este escritor los ochentosos, no volverán.
De cualquier manera hemos dado un ejemplo digno a seguir, para las nuevas generaciones.
Armando Torres Arrabal / arjt@hotmail.com
La inteligencia “según Cristina Kirchner”
Básicamente, la inteligencia sirve para funcionar bien en la vida: adaptarse, prever, aprender y resolver problemas. Es una herramienta evolutiva destinada a aumentar la probabilidad de supervivencia y bienestar. También puede entenderse como un conjunto de múltiples habilidades coordinadas, y no como una capacidad unitaria.
Siempre se dijo que Cristina poseía una inteligencia superlativa; que era brillante, una extraordinaria oradora y una estratega excepcional, entre otros elogios. Por supuesto, quienes más difundieron estas ideas fueron los K. Incluso un conocido filósofo -ya fallecido- llegó a afirmar que las críticas y el odio hacia Cristina se debían a la envidia que despertaba su brillantez. ¿Será tan inteligente?
Veamos qué hizo y adónde la condujo esa supuesta lucidez. Convirtió al Estado en un banco privado para ella y los amigos del poder. Dejó la economía del país en ruinas. Logró que el peronismo descendiera a los infiernos de Dante. Ella, y casi todos los políticos K, ocupan los primeros lugares en las encuestas de imagen negativa. Se transformó en la primera ex presidenta condenada y detenida por corrupción mediante sentencia firme -seis años de prisión- y enfrenta, además, otro juicio que podría sumarle diez años más.
Sin embargo, la “arquitecta egipcia” de alguna vida anterior, y reina del relato y de la actuación en la actual, continúa danzando -o quizá temblando- en un melancólico balcón, insistiendo en el desgastado pretexto de que es víctima de una maniobra mediática y judicial.
Si la inteligencia, como vimos, cumple principalmente una función adaptativa, podríamos concluir que Cristina, a juzgar por los resultados, exhibe una forma bastante peculiar de adaptación.
Jorge Ballario / psicologo.ballario@gmail.com
“Una buena noticia..., pero la mitad de buena”
Leí en el diario que se van a comprar nuevas formaciones para 5 líneas de trenes. La noticia es muy buena, pero es la mitad de buena. Con trenes nuevos y vías obsoletas el funcionamiento va a ser el mismo. Hay que reparar o cambiar kilómetros de vías que ya no sirven más para que los trenes funcionen como corresponde. La gente viaja incómoda, mal y a baja velocidad porque las vías no están en condiciones, señales que son muy antiguas, y no corresponde a la modernidad. Hay zonas donde hay cruces de vehículos y no hay barreras ni señales que indique que el tren se está acercando. Debe bajar un funcionario con un trapo rojo y parar el tránsito.
Viajar en tren a Mar del Plata era un placer, y se podía enviar el auto. El tren tardaba 4 horas y un minuto, tenía aire acondicionado. Para esa época era muy moderno y no exclusivo. ¿Qué pasó? Ahora el tren demora muchas horas y su velocidad es mínima porque las vías no están en condiciones. Cuando fue la inundación en Bahía Blanca el tren tardó 24 horas. Es fundamental volver a unir al país con el transporte más sano y cómodo del mundo y sin perjudicar el medio ambiente. Menem, con su modernismo y con una red perfecta para la Argentina, un día se levantó torcido y dijo ramal que no es redituable se cierra, y así de un día para el otro dejó a pueblos y ciudadanos abandonadas a su suerte y sin conexión.
Pueblos que desaparecieron y rutas que se deterioran día a día por la cantidad de camiones que circulan.
Arturo Neuberger / arturoneuberger@gmail.com
“La pelota sigue rodando y más manchada que nunca”
La frase quedó en el recuerdo de algunos y, tal vez, en el olvido de otros. En el variopinto y escandaloso fútbol argentino todo es tan “redondo” como la pelota: para algunos, no para todos. Todo sale a “pedir de boca” (no me refiero al club), sino al “bocado di cardinale” que preparan algunos “Chef” “Boss” o “ Caciques”. Mandamases omnipotentes nacidos al cobijo del sindicalismo oscuro, para disfrutar entre amigos. Porque todo está preparado para sus propias fiestas.
La pelota sigue rodando, y más manchada que nunca (¿Qué diría Maradona?). Y como Shakespeare en su obra de Hamlet, el personaje, en este caso mafioso, mantiene en su mano “la redonda” preguntándose “¿Ser o no ser? ¿Var o no Var? ¿Campeón de escritorio o ganado sobre el césped?
Omar Achear / omarachear@gmail.com
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