Antonio tenía poco más de 30 años, y desde hacía mucho tiempo que vivía con un peso muy por encima de lo saludable. Llegó a los 145 kilos y ahí encontró el límite, decidió que debía cambiar su estilo de vida. Y bajó de peso. Con esfuerzo, dedicación y una fórmula clave: un plato que ayuda a perder más de 50 kilos.
Antes de eso, factores como el sedentarismo, una alimentación poco controlada y la falta de estructura en sus rutinas lo llevaron a enfrentar problemas de salud serios: hipertensión arterial, dificultades circulatorias, cansancio constante, incluso barreras físicas para hacer lo más cotidiano.
Fue el diagnóstico médico el que lo hizo tomar conciencia: algo tenía que cambiar. Así empezó una dieta distinta, un plan realista, no milagroso, que le permitiera recuperar salud y modificar su relación con la comida y con su propio cuerpo.
El plato clave que lo ayudó a perder más de 50 kilos
En ese contexto de cambio de hábitos, Antonio decidió incorporar a su dieta un alimento que realmente le cambió la salud para siempre: el gazpacho.
Este plato tradicional de la dieta mediterránea está compuesto por tomate, pepino, ajo, cebolla, pimiento, vinagre y aceite de oliva.
El hombre de 30 años decidió sumar el gazpacho a todas sus cenas. Lo hizo de manera casi religiosa, en cada cena que él tenía debía haber gazpacho en la mesa.
Por qué fue tan eficaz para bajar de peso
- Bajo en calorías: una porción de unos 250 ml contiene entre 80 y 120 kilocalorías, lo cual ayuda a limitar la ingesta energética durante la cena sin dejar de sentirse satisfecho.
- Alto contenido de agua y fibra: estas propiedades son muy útiles para generar saciedad y evitar “picar” entre horas.
- Ligero, nutritivo y refrescante: es ideal para las noches, cuando ya se busca algo menos pesado y más fácil de digerir.
Además del gazpacho, Antonio estructuró su dieta de forma más amplia. Incorporó desayunos con yogur natural sin azúcar y fruta, comidas con ensaladas a base de rúcula o espinacas, proteínas magras, grasas saludables como aguacate o frutos secos.
También sumó a su nutrición la eliminación de los alimentos fritos. Empezó a cocinar con aceite de oliva, redujo la ingesta de ultraprocesados, incorporó un consumo moderado de carbohidratos complejos como pasta, pero sin excesos.
Rutina física y constancia: el combo indispensable
No bastaba con solo la dieta. Antonio sumó ejercicio de diversas maneras.
- Inició con actividad cardiovascular, como spinning, para quemar calorías.
- Luego añadió entrenamiento de fuerza para fortalecer músculos y mejorar el metabolismo.
- Fue constante: los primeros 3 meses bajó unos 30 kilos; los siguientes nueve, los otros 25.
La moraleja de esta experiencia
A partir de lo vivido por Antonio, se pueden extraer lecciones concretas, casi universales, que ayudan a sostener una pérdida de peso significativa sin caer en dietas extremas ni sacrificios insostenibles:
- Elección de alimentos clave: incorporar platos sencillos, saludables, que generen saciedad con pocas calorías como el gazpacho.
- Balance nutricional: no eliminar todos los alimentos que uno disfruta, sino moderar, ajustar, controlar la cantidad.
- Regularidad en comidas y horarios: desayunos nutritivos, cenas ligeras, evitar comer de más en la noche.
- Actividad física combinada: ejercicio cardiovascular sumado a ejercicios de fuerza, para quemar y tonificar, para acelerar metabolismo.
- Mentalidad flexible: permitirse gustos de vez en cuando, evitar la culpa, mantener el enfoque a largo plazo.
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