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      Quién fue Martiniano Chilavert, el patriota olvidado

      • Educador, ingeniero y militar, su figura revela la tensión entre la ilustración y la guerra.
      • Su legado abre un debate sobre cómo se decide quién merece memoria.

      Quién fue Martiniano Chilavert, el patriota olvidadoMartiniano Chilavert. / Archivo

      Si uno recorre las orillas del siglo XIX argentino con atención, a veces encuentra figuras relegadas. La de Martiniano Chilavert es una de ellas: artillero, ingeniero, docente, patriota sin uniforme fijo, que terminó en un paredón de fusilamiento de Caseros.

      Su biografía ilumina el temblor de una época: la educación ilustrada que coexiste con la pólvora, las convicciones que viran cuando el mapa del poder cambia, y el costo humano de las lealtades en guerras civiles que se llamaron “nacionales” pero desgarraron a compatriotas.

      Nacido en Buenos Aires el 16 de octubre de 1798, hijo de un oficial de milicias, Chilavert pasó parte de su infancia y juventud en España, una matriz formativa que lo situó entre el mundo ilustrado y la disciplina castrense.

      Volvió al Río de la Plata en 1812 con su padre, en la misma fragata Canning que traía a José de San Martín y a Carlos María de Alvear. Ingresó al Regimiento de Granaderos y obtuvo el grado de subteniente de artillería.

      En 1820 se unió a la invasión de Buenos Aires de Estanislao López, combatiendo en Cañada de la Cruz y en Pavón. Terminó exiliado en Montevideo, volvió en 1821 y renunció al ejército para completar estudios de ingeniería, una decisión que habla de su doble vocación: la ciencia aplicada y la defensa.

      Martiniano Chilavert, 1798-1852. / ArchivoMartiniano Chilavert, 1798-1852. / Archivo

      Su participación en la Guerra del Brasil consolidó su experiencia en el conflicto regular, sumándose luego a las guerras civiles entre federales y unitarios, el teatro mayor de su vida pública.

      Artillero, docente e ingeniero

      Chilavert enseñó en un colegio secundario y en 1823 participó como ingeniero en la fundación de Bahía Blanca: un acto de Estado y de frontera que sintetiza el período, entre fortines, puertos y cartas geográficas que avanzan sobre el territorio.

      Es un dato que revela una faceta menos conocida: el militar que también traza, mide, transmite, construye -la ingeniería como política y pedagogía.

      Esa combinación de aula y batería artillera lo convertirá en un cuadro singular, capaz de leer el terreno con la mente del ingeniero y disparar con la precisión del artillero.

      Como tantos oficiales de su generación, su trayectoria zigzaguea entre bandos en una década marcada por bloqueos, exilios y pactos.

      El símbolo de una tragedia argentina en el campo de batalla

      En la batalla de Caseros, Martiniano Chilavert fue el jefe de la artillería de Rosas.

      Imaginemos la escena: el mediodía de Caseros ya había sellado la suerte de Rosas. La batalla estaba perdida, pero en el centro del campo quedaba un hombre que no aceptaba rendirse.

      Pintura de la Batalla de Caseros por el artista José Manuel Blanes. / ArchivoPintura de la Batalla de Caseros por el artista José Manuel Blanes. / Archivo

      Chilavert, ingeniero y artillero, sabía que la pólvora se había acabado, pero no la dignidad. Ordenó cargar piedras en los cañones y siguió disparando contra el ejército imperial.

      Cuando ya no quedaba nada, se apoyó en el cañón, encendió un cigarrillo y esperó. No era un gesto de derrota, sino de desafío: “Aquí estoy, hagan lo que quieran”.

      Lo fusilaron poco después.

      Chilavert eligió resistir hasta el final, y en ese gesto se convirtió en un símbolo de la tragedia argentina. Su muerte en Buenos Aires, el 4 de febrero de 1852, marca la conclusión de una carrera atravesada por la Guerra del Brasil y las guerras civiles, y por el dilema de la unidad nacional en el lenguaje del cañón.

      Si la historia es una conversación entre el presente y el pasado, Chilavert nos interpela con una pregunta incómoda: ¿qué pesa más, la fidelidad partidaria o la responsabilidad con la nación cuando la nación todavía se está inventando?

      Ingeniero que fundó ciudades y coronel que sostuvo artillerías, Chilavert vivió en el punto exacto donde la tiza y la mecha se tocan.

      Su paredón de fusilamiento en Caseros no clausura un traidor ni canoniza un héroe: abre un expediente sobre cómo decidimos quién merece memoria en un país que tantas veces confundió la pólvora con la verdad.

      E.M.


      Sobre la firma

      Felipe Pigna
      Felipe Pigna

      Historiador y autor argentino.

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