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      La vida de la Madre María, la “santa” que despertaba la devoción popular

      La historia de María Salomé Loredo revela una vida marcada por la fe y el sufrimiento, convirtiéndose en un símbolo de esperanza para los más humildes.

      La vida de la Madre María, la “santa” que despertaba la devoción popularEstampita de la Madre María. / Archivo

      En San Julián de Musques, España, en 1854, nació María Salomé Loredo. Desde niña, según cuentan quienes la conocieron, tenía visiones: aseguraba que la imagen del Sagrado Corazón en la iglesia le sonreía.

      Su familia, campesina vasca, emigró a la Argentina huyendo de las Guerras Carlistas y se instaló en Saladillo, provincia de Buenos Aires. Allí, la joven María aprendió a amar las flores y a pastorear ovejas, mientras se forjaba en la dureza del campo.

      En 1874 se casó con José Antonio Demaría, político y estanciero, con quien tuvo un hijo, que murió a los tres meses. Poco después quedó viuda. En 1883 volvió a casarse, esta vez con Aniceto Subiza, otro estanciero, que también falleció; tres duelos que marcaron su destino.

      Pancho Sierra: el curador que transformó el destino de María

      En medio de enfermedades y una profunda depresión, María buscó ayuda en un hombre que ya era leyenda: Francisco “Pancho” Sierra, nacido en Salto en 1831, hijo de una familia acaudalada. Educado en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, abandonó la vida urbana para dedicarse al campo y a la sanación espiritual.

      Estampita de la Madre María. / ArchivoEstampita de la Madre María. / Archivo

      Pancho Sierra veía a Dios en cada pájaro y cada semilla, y se convirtió en un curador que jamás cobró por sus servicios. Su estancia en Salto se transformó en un lugar de peregrinación, donde miles de personas acudían en busca de un poco de alivio.

      María encontró en él no solo a un sanador, sino a un maestro. Tras recuperarse de su enfermedad, declaró: “Pancho Sierra me devolvió la vida, y yo dedicaré la mía a aliviar el dolor de los demás”.

      Cuando Sierra murió, en 1891, la gente empezó a ver a María como su heredera espiritual. Sierra le había dicho: “No tendrás más hijos de tu carne, pero tendrás miles de hijos espirituales. No busques más, tu camino está en seguir esta misión”.

      Un santuario de fe: el hogar de la Madre María en Turdera

      Instalada en Turdera, la Madre María convirtió su hogar en un santuario popular. Allí recibía multitudes: campesinos, obreros, mujeres con niños enfermos y hasta al presidente Hipólito Yrigoyen.

      María no preguntaba quiénes eran ni de dónde venían. Se decía que siempre ofrecía un vaso de agua y una oración, y repetía: “El verdadero milagro no está en mí, sino en la fe de ustedes”.

      Su fama creció tanto que la llamaban “santa”, aunque la Iglesia oficial nunca la reconoció.

      Como Pancho Sierra, nunca cobró por sus servicios. Su práctica era, en cierto modo, un acto de resistencia cultural frente a la ortodoxia médica y religiosa.

      Tita Merello la interpretó en el filme La Madre María. / Archivo ClarínTita Merello la interpretó en el filme La Madre María. / Archivo Clarín

      Falleció el 2 de octubre de 1928 y fue enterrada en el Cementerio de la Chacarita, donde los días 2 y 22 de cada mes aún se la visita. Amaba los claveles, y hasta hoy su tumba en Chacarita está cubierta de esas flores.

      Pancho Sierra y la Madre María forman una dupla inseparable en la historia de la religiosidad popular argentina. Ambos fueron “curadores” gratuitos, ambos rechazaron el lucro y ambos se convirtieron en símbolos de esperanza para los sectores más humildes.

      La tradición oral los recuerda como santos no canonizados, guardianes de una espiritualidad que sobrevivió al margen de las instituciones.

      La vida de la Madre María despertó el interés de notables intelectuales como Augusto Roa Bastos, Tomás Eloy Martínez, David José Kohon y Héctor Grossi, que trabajaron juntos en el guion de la película La Madre María. Fue estrenada en 1974 con la dirección de Lucas Demare y una actuación memorable de Tita Merello en el rol protagónico.

      E.M.


      Sobre la firma

      Felipe Pigna
      Felipe Pigna

      Historiador y autor argentino.

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